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miércoles, 15 de junio de 2011

CARTA V (De estados terrenales)


Me miro en el espejo y veo la sombra de tu espalda arrimada a mis deseos, a los de los dos, al punto de vivir abrazados eternamente. No es fácil, sentir como siento, y sé que soy terrenal porque vivo en ti, tus ojos son luz del paraíso y mi oscuridad todo lo ilumina cuando penetro tu amor en estados liquidos.

Vuelvo a mirar por si acaso tu espalda es vestigio del pasado, pero por mas que lo pienso, la luz que recorre el espacio que nos une, es nítida. A tientas a tu corazón, mis palabras son curativas por tener alma, por ser como una cadena de estrellas con puntas de besos e intento decirlas sin pensarlas.

Es así, cuando te tengo en el hueco perfecto del mundo que aviste para los dos, sin embargo veo el planeta ir más allá, se mueve por los pasos agigantados, que recorren tu flujo que mira por la ventana de lo que aún vislumbramos.

No veo otra razón que seguir queriéndote, seguir amándote, y verte de cerca, verte que estas ahí, que nado y vuelvo a ser el que nunca quise ser. Nado a contracorriente, que es lo más parecido a contar los días para volver a verte, perderme en tus ojos de color miel y saborear la victoria de tu corazón en el mio.

Creo enloquecer cuando me veo en las cenizas, que se esparcieron en largos años sin conocerte, que extraño el roce de tu piel cuando no te tengo, que mis alas son de tu propiedad porque vuelo en altos vuelos para verte allí donde estés.

Vuelvo y revuelvo mi armario para encontrar migas de ti, esparcidas por mi cuerpo como estancias que vieron la luz de tormentas inapelables. No es tan caro quererse si hay amor en el principio de nuestras conjeturas, sólo es barato quererse sin amor, precio que jamás pagaré por ti. 

Si tuviera que pagar el amor, seria con besos de lumbre, hogueras de pasiones y cantos de sirena que te envuelven una y otra vez el alma.

Fugitivo a mis sueños, descanso mientras duermes cerca de mi, con la respiración entrecortada y sabiendo que tus palabras son de nuevo, elixir que emanan a mi vida. Luz propia de suspiros entre collares de corazones que colgué para ti, para tener mi cielo en tus nubes, para tener mis nubes en el viaje más largo que emprendi hace tiempo, siempre tocando el suelo, siempre a tu lado aunque no me veas.

Roberto Amador

                                       Donde el río se hizo ida y vuelta. (Las Hurdes- Cáceres)


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un señuelo..hay algo oculto en cada sensacion que ya parece sospechar, parece percibir en mi debilidad los vestigios de una hoguera..... Mi corazon se vuelve delator.. Traicionandeome

Anónimo dijo...

Preciosa reflexion o carta, preciosa carta, precioso todo. Un placer desde Ecuador.