Sumo para ser producto. (De álgebras deliciosas)

Si tuviera que sumar, lo haría con tu ábaco hecho cabello, junto con el deseo de amarte en la candidez de un suspiro, el anhelo de tenerte y con la unión de un destello, que me despierte en las brumas de mi letargo hecho rumor. Cuando los fantasmas se quejen de que añado silencios a tu alma que ya no deseo.

Si tuviera que restar, lo haría con tus tempestades inútiles, junto a relámpagos que se rompen antes de llegar a mi corazón, con el bostezo de una tarde sin palabras, con nubes en la distancia que me hablan con elocuencia de que el destino a tu lado, es como una fuente sin agua, un hálito sin soplo de aire, una ola sin ruido, un canto sin nota musical ni armonía.

Si tuviera que multiplicar, lo haría con los días que infinitos se vuelven, junto con los besos que me faltan por dar, por recibir esquirlas de brasas, rastreando el amor de un tesoro que tengo escondido en algún lugar, con islas que sueñan con ser istmos en mis manos y con el placer que cada noche siento, al aterciopelar mi alma con el deseo de aquellas manos hábiles que tantos abrazos sueñan dar.

Si tuviera que dividir, lo haría con mi corazón, que ya no te pertenece, mitad cielo, mitad infierno; mitad sangre, mitad agua; mitad naranja, mitad limón;mitad fin, mitad principio; mitad lluvia, mitad desierto; mitad grito, mitad susurro; mitad adiós, mitad volveré...y volveré a ser yo, si multiplico lo que tengo en mi, para saciar el cetro malévolo de lo que soñé y que se hizo realidad.

Sumo lo que resto, porque si diviso lo que mi divisor divisa, sería un producto de mi imaginación.

Roberto Amador

                    Sumando nubes y restando distancia, te sobrevuelo (Laspaúles)